viernes, 23 de agosto de 2013

sábado, 2 de marzo de 2013

Detallicos

Paso la vida esperando grandes momentos,
algún acontecimiento transcendente,
que dé respuesta a todas mis preguntas,
una gran hecatombe, pero sin víctimas. Imposible.

Tal vez sean los pequeños detalles de la vida,
en los que no presto atención,
los realmente importantes: Una sonrisa, un reventón de rueda, una llamada perdida, un hasta luego, un adiós, un reencuentro, un control de alcoholémia a lo lejos, una palabra no dicha, un gesto equivocado, un sí acertado, un no transparente, un caminar despacio, un paso urgente, un voto consciente, un color, un perfume...

Quizá sea en esos granitos de arena infinitos,
donde esté la clave.
Sí, definitivamente,
el planteamiento está equivocado,
y tu y yo lo sabemos.

viernes, 22 de febrero de 2013

MAMBO

Perros.
 Nunca he sido amiga de los animales,
hasta ahora.
 No iban conmigo...
Pelos, lenguetazos, caricias...
 No. No iba conmigo.

 Mi relación con ellos era nula.
 No me gustaban, excepto cuando iba borracha.
 El estado de embriaguez me conectaba
de una forma extraña con el mundo perruno.
 Esa conexión cuanto menos era curiosa,
y me intrigaba: Todo tiene su explicación.
 No sabía cuál, pero lo pensaba.

Tengo que confesar que uno de mis grandes logros
 en la vida, fue casi conseguir
 ser la misma persona sobria que borracha,
 una empresa difícil
 en la que invertí muchos años de mi vida.
 La conclusión de este gran lifemáster
 fue descubrir que mi estado natural,
el que me acercaba a mi ser más profundo,
 era el estado cuasiebrio, muy fácil de conseguir
 pero muy difícil de mantener:
 Agradable, simpática, ocurrente, divertida,
 pesada, ridícula... ¿dónde estaba el metro?
 No había.

Volvamos al perro. ¿Un perro conmigo? ¡Ni loca!
 Demasiado trabajo el encargarme de mi misma
 y de mi ombligo como para ocuparme de... ¿un perro?
 Además, odiaba demasiado las mierdas caninas en las calles,
 como para imaginarme llevando una bolsita recogiéndolas.

Pero un día, Mambo llegó a mi vida.
 El perro tenía nueve meses y se llamaba Yacky.
 Yo sabía que ese nombre no le pertenecía.
 Emprendía conmigo un nuevo camino
 y decidí llamarlo Mambo.
 Desde el primer momento le gustó su nuevo nombre
 y lo reconoció como suyo,
 y yo me volví una recogecacas callejera.

Hoy, medioebria, puedo decir,
 que Mambo ha hecho que mi amor
 hacia los animales,
 hacia los perros, sobre todo,
 no tenga nada que ver con mi estado
 alcohólico,
despejando esa gran incógnita
 que me perseguía.
Su cariño y su compañía
 hacen que deje de ser una cursilada,
 para mi,
esto que cuento, y que suena a tópico;
 y que por primera vez,
entienda perfectamente,
 a las personas que dicen
que le gustan más los animales
 que las personas,
 porque a mi, ahora, me pasa lo mismo.

martes, 13 de marzo de 2012

Eterna Mudanza

Un estado de cambio contínuo
vuelve a romper mi frágil estabilidad,
¿hasta cuando la maldición, madre?

La cama es ahora más grande,
la luz ha cambiado,
también la compañía...
Gato por perro.
Los perros son cariñosos,
los gatos independientes,
ganar sin perder algo parece imposible.

Ahuyentar el miedo es de nuevo la tarea.
Un herido por disparo
las armas están cargadas.
Esta vez no habrá llantos ahogados,
las sirenas murieron en otra guerra,
sólo quedan piernas que corren
de un lugar a otro sin descanso.
Sin descanso.

¿El círculo para de girar alguna vez?
¿puede madre? ¿lo hará antes de que mueras?
Tu no te acuerdas de la maldición,
pero me persigue,lo ha hecho siempre,
me la creí y ahora forma parte de mi.

sábado, 5 de noviembre de 2011

ENVIDIA

Desde la silla, quiero vivir lo que estoy viendo.
Disfruto el paisaje hasta que el éxtasis observado me parece que me pertenece y que no me es dado.
Mi ego plomizo me aplasta.
Quiero escapar y huyo,
Bajo las escaleras, de tres en tres, como atleta desconocida.
Camino con paso urgente sin luces de emergencia y
al alejarme, siento un alivio desconcertante.




Falsa heroina. ¿Cuál es tu chute?.